Se trata de
una guía pionera en esta materia cuyo objetivo es mejorar la sostenibilidad en
la alimentación.
Está
promovida por la Academia Española de Nutrición (AEN); la Fundación para la
Investigación Nutricional (FIN); la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria,
a través del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias
y el Proyecto La Isla en tu Plato; la Sociedad Española de Nutrición
Comunitaria; la International Foundation of Mediterranean Diet (Fundación
Internacional Dieta Mediterránea); la ONG Nutrición Sin Fronteras y el CIBER
sobre Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición.
Es un documento,
consensuado por especialistas de diferentes países y ámbitos de la salud,
Medicina Preventiva, Ciencias del Mar, Medio Ambiente o el Turismo:
Decálogo para la alimentación sostenible
1. Elige y come alimentos de proximidad. Escoge productos del territorio en
mercados locales. El transporte de los alimentos desde lugares remotos a sus
puntos de consumo representa un componente importante de la huella ambiental de
la alimentación, fundamentalmente por el consumo de energía y su consiguiente
contaminación. Además, la compra de productos locales en mercados locales
incide positivamente en la economía y desarrollo local, en la reactivación del
entorno rural y en la protección del paisaje y los ecosistemas.
2. Consume alimentos de temporada, preferentemente. Los alimentos de temporada
respetan las estaciones y las condiciones climáticas propicias, proporcionando
productos con mejores características organolépticas y nutricionales. Además,
los
alimentos adquiridos en su temporada suelen ser más económicos y sostenibles.
3. Revaloriza alimentos y recetas tradicionales y
locales. La educación
alimentaria es un elemento fundamental para la cultura e identidad de los
pueblos y, por ende, la protección del patrimonio gastronómico y culinario en
la comunidad debe suponer una prioridad para la propia sostenibilidad alimentaria.
4. Aprende a comprar y cocinar en compañía. En familia o con amigos, el
aprendizaje de unos hábitos alimentarios saludables pasa por conocer los
alimentos, las técnicas culinarias y las habilidades básicas para comprar e
incluso para producir los alimentos e ingredientes.
5. Planifica los menús y las compras. Intenta reducir los desechos, evita
el despilfarro de alimentos y recicla adecuadamente en el hogar y en la comunidad.
La planificación de las compras y los menús debe obedecer a criterios de sostenibilidad:
salud, medioambiente, economía y cultura. Por ello debe evitarse el derroche y
el desperdicio que se generó a lo largo
de toda la cadena alimentaria (productor, distribuidor, consumidor). Intenta
reciclar adecuadamente tanto los desechos alimentarios como sus envases,
practicando también la solidaridad alimentaria.
6. Prioriza los alimentos vegetales. Modera el consumo de carne y
derivados y lácteos. La producción de alimentos animales (sobre todo carnes
rojas, derivados cárnicos y lácteos por procedimientos intensivos) produce una
huella medioambiental mayor que la de los elementos vegetales (cereales,
frutas, verduras, hortalizas, legumbres y frutos secos) especialmente por la mayor emisión de gases
de efecto invernadero, mayor consumo de agua y recursos energéticos y mayor
utilización de superficie terrestre. Además, tu salud lo agradecerá.
7. Utiliza la biodiversidad terrestre y acuática de
forma sostenible para asegurar su continuidad. La pérdida de biodiversidad durante las últimas décadas,
tanto en especies vegetales como animales, puede comprometer la sostenibilidad
del sistema alimentario mundial y llegar comprometer la seguridad de los
alimentos y deteriorar la calidad y variedad alimentaria. El consumidor, aunque
tiene una responsabilidad menor sobre estos aspectos de la alimentación, debe
ser consciente de su importancia y trascendencia de manera proactiva. Fíjate en
la información disponible en el punto de compra y, si no la ves, pregunta.
8. Interésate por la sostenibilidad y la equidad de
los procedimientos agrícolas, ganaderos y pesqueros. La sostenibilidad es importante a
lo largo de toda la cadena alimentaria (producción, transformación y
distribución), tanto en productos animales como vegetales. El medio ambiente
suele ser más vulnerable a la producción intensiva que a los sistemas
tradicionales de producción, cría o pesca y, por ello, hay que fomentar los
sistemas alimentarios armónicos y sostenibles.
9. Disfruta de la convivialidad y del placer de la
comida, siempre con equilibrio y moderación. Convivialidad y placer son elementos fundamentales
del acto alimentario que le imprimen identidad; no obstante, estos deben
combinarse con el equilibrio, la variedad y la moderación para evitar que lo
lúdico y festivo se convierta en excesos y derroche.
10. La Dieta Mediterránea representa uno de los
ejemplos más emblemáticos de alimentación saludable y sostenible.
La Dieta
Mediterránea, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, representa
uno de los modelos alimentarios más saludables, tradicionales y sostenibles del
planeta. Su preservación y promoción no sólo tiene efectos sobre la salud y la
calidad de vida de las personas y de la comunidad sino también sobre la salud
de nuestro planeta. Deben fomentarse y desarrollarse acciones comunitarias que
promuevan los patrones alimentarios saludables de proximidad ligados al
territorio (terrestre y acuático), la cultura, la equidad y a la economía.
¡Ha ponerlo en practica¡
Isabel
Armengot Montagut
Médico.
Máster en Dietética y Nutrición Humana.